Lunes, Agosto 30
Han pasado
ya seis días desde lo sucedido en el laboratorio de ciencias. Samy, o bueno,
como se llama en realidad: Samuel; no me ha vuelto a hablar. Lo entiendo, no es
que yo sea alguien con quien todo mundo desee hablar, pero este chico víctima
del acné no habla con casi nadie. Hasta considero que fue extraño que me hablara
a mí. En fin, no hemos vuelto a compartir palabras y por mi está bien. No creo
que un par de amigos freakis y extraños
sea precisamente lo que desee para la preparatoria. Ya suficiente tuve en la
secundaria.
En estos
días han pasado un sin fin de estupideces que tal vez cuente, pero por ahora me
concentrare en algo más. Sé que este diario no será un secreto por la
eternidad. Algún día moriré y alguien, no se quien, quizá un marciano o algún
entrometido del futuro, donde seguramente los viajes intergalácticos como los
que se realizaban en Star Wars y Startrek, serán una
realidad cotidiana.
Empecemos
por algo simple: mi nombre. Me llamo Arnold Wenger. Vivo en una ciudad pequeña.
Los domingos suelo ir al cine, solo. A veces voy con mi hermana, ella se llama
Britanny, Britanny Wenger; aunque casi todo el mundo le dice Bonnie (algo así como conejito en inglés). En principio fue por que
de niña, sus orejas eran demasiado grandes y parecía un conejo. Pero hace un
par de años, cuando cumplió sus 16, mis padres le pagaron una cirugía plástica,
para que le redujeran el cartílago de las orejas y pareciera un poco más
normal. El sobrenombre se le quedó, pero ahora es más por cariño. Al menos no
la llamaron Dumbo o algo peor... aunque yo creo que Ratón hubiera sido buen apodo,
igual.
En fin,
suelo comprar libros los fines de cada mes. La librería donde los compro
siempre saca volúmenes pasados los fines de mes y los remata. El mes pasado
conseguí un tomo de El Retrato de Dorian Grey a $25.00, una edición de 1997.
Estaba algo gastada la portada, pero la historia sigue siendo la misma, así que
es igual. También he comprado ahí un tomo de 1994 de Las Montañas de la Locura
de H. P. Lovecraft, y una edición más reciente de El Hobbit y El Sirmarilion,
ambos de J. R. R. Tolkien. El Sirmarilion es una buena historia, la
recomendaría si tuviera a quien hacerlo.
Actualmente
(y me refiero al momento en el que estoy escribiendo esto) tengo 16. Mi
cumpleaños es el 14 de julio, y faltan al menos un año para que suceda de
nuevo. Me describiré para que tú, seas quien seas (bastardo entrometido) tengas
una idea de cómo era a los 16. Mido alrededor de 1.74 metros, soy de complexión
delgada, cabello negro y un poco largo. Me gusta dejarlo al nivel de la nuca.
Ojos verdes, piel blanca y muchos dicen que mis cejas en lugar de ser dos,
parecen una misma. Algunos me dicen Frida, aludiendo a la famosa (y ya muy
muerta) pintora mexicana Frida Kahlo. Tengo los dientes de abajo un poco
chuecos, mi boca es pequeña y mis jodidos molares parecen de castor. Me gusta
mucho vestir de negro, o de gris, o de café o de verde. Bueno, de verde no
tanto, pero a veces lo uso. El rojo me hace ver como un tomate cuando me lo ves
puesto y el blanco da la impresión de que no llevo ropa encima. Así que
prefiero el negro, resalta mucho de mis ojos y se nota la diferencia entre
"ropa" y "piel".
Al día de
hoy, llevo medio semestre cursado. Como seguramente ya lo sabrás, la única
clase que vale la pena para mí, es Literatura. Y no precisamente porque sea una
de las clases más sencillas del curso, sino porque el realidad me gusta leer y
todo lo relacionado a la lectura y escritura. El señor Lewis nos dejó como
tarea para el resto de la semana, leer al menos la mitad de una de las obras
que, creo yo, todo mundo lee cuando está en la escuela: La Metamorfosis, de
Franz Kafka. No tengo el libro y como siempre, todos se adueñaron de los que
estaban en la biblioteca del salón de clases. Casualmente, Trevor toma esa
clase conmigo. Es mayor que yo, obviamente, pero está en esa clase. Yo creo que
tanto golpes lo han dejado medio idiota y seguramente se la ha pasado cursando
esa clase más de dos veces. El caso es que el muy desgraciado me quitó el libro
cuando estuve a punto de tomarlo del estante. Se rió y me dijo -Pequeño Wenger,
¿no le impedirás a un amigo tomar el último tomo de este estúpido libro,
verdad? Después de todo, somos cuates... ¿o preferirías que te lo pidiera de
una manera diferente?-, y la verdad era que no me interesaba si lo tomaba,
pensaba comprar el libro. Los tomos de la preparatoria suelen tener mocos
pegados en las páginas o estar manchados con café y otras cosas que no tengo
intención de investigar, así que sin darle mucha importancia, dejé que lo
tomara.
Al salir
de la clase volví a ver a Sussana, claro está, prensada de la cintura por
Trevor. Aunque me joda aceptarlo, hacen buena pareja. Ella es alta, muy bella y
atlética. No por nada es capitana del equipo de animadoras, y Trevor, bueno, es
el típico macho alfa capitán-del-equipo. Sí, es un gorila musculoso, más alto
que Sussana y de buen parecer. No me mal intérpretes, no soy gay ni nada de
eso, pero acepto que Trevor es bien parecido. Digo, en comparación a mí, este
pijo tiene más posibilidades que yo con una diosa como Sussana. Pero sea como
sea, no era eso lo que iba a contar. El caso es que la vi saliendo de
Literatura, llevaba el uniforme de animadoras, un conjunto de mini short-falda,
top y coleta, todo en colores rojo, blanco y dorado. Con su cabello moreno y
sus ojos azules, se veía perfecta. Pero como siempre, me volvió a ver con cara
de asco. Si, ella hace una cara muy graciosa cada vez que me ve, como que le
nacen cuatro arrugas muy feas en la frente, la nariz se le hincha y los labios
se tuercen. Se ve muy graciosa. Aunque hoy tuvo que hablarme, al menos por pura
educación, pues cuando se estaba yendo con su "macho", dejó caer un folder rosado sin
darse cuenta y yo, dentro de mi urgencia por al menos estar más cerca de ella,
lo cogí y corrí para entregárselo.
-Se te
calló esto -le dije con la respiración agitada.
-Eh...
gracias... ¿Ar... mand?
Arnold. Se
llama Arnold, aunque para los amigos se Peewee, ¿verdad Wenger? -interfirió
Trevor
-Prefiero
Arnold, y no sé quién es Peewee.
-Como sea,
ya puedes irte.
-Gracias,
Wenger -dijo Sussana, sin mucho entusiasmo.
-De nada,
Sussana.
Trevor se
comenzaba a impacientar, o eso parecía. La tomó por la cintura más fuerte y la
fue adelantando.
-Bueno, ya
desaparece. Ya cumpliste, adiós.
Se dieron
la vuelta y se mezclaron con los demás estudiantes. Quizá hoy no fue unos de
los mejores días, pero al menos pude hablar con Sussana. Sé que es buena amiga
de Britanny, pero eso no me hace ser más cercano a ella. En fin, como sea, era
lo que quería contar de hoy. Que al menos pude hablar con ella, aunque el
gorila de su novio me haya casi dado un buen madrazo por interrumpirlos.
Te contaré
que pasa mañana o tal vez en unos cuantos días más, extraño entrometido. Por
ahora termino, tengo sueño y además hay una buena película porno que me espera
en la PC.