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domingo, 23 de febrero de 2014

Castaño y Nogal.


Castaño: la honestidad.

Sus raíces se mantienen arraigadas a la tierra de su alma
y sus hojas se extienden a lo ancho y a lo alto de su ser.
Castaño, viejo nombre de antaño,
Castaño, te haces fuerte a cada año.
Castaño, déjame grabar en tu corteza una leyenda,
algo inolvidable.
Permite a mis ramas tocarte y alcanzarte,
y con las tuyas entrelazase
y contigo fusionarse.

Nogal: la pasión.

En sus ramas se posan las aves
para cantar una canción,
una que hable de su dama,
una que relate su pasión.

Nogal, de raíces fuertes y firmes,
de corteza dura y robusta
de ramas largas y abundante, 
abraza en tus muchos brazos al Castaño,
tu compañero de antaño,
y deja que te lleve a un lugar diferente,
que se conviertan ambos en una sola madera
y compartan una sola mente.

Castaño: la belleza inusual.

Miro mis ramas, y veo mis frutos
y me siento ataviada, pues no los considero hermosos.
Miro hacia el suelo y veo mis raíces, 
acaricio con mis hojas mi piel y siento que no estoy completa,
algo falta este bosque... algo falta a mi alrededor...

Nogal: extraño y lleno de contrastes.

No soy común en muchos aspectos.
No soy normal en muchas maneras.
No soy amante de todos los árboles,
pero cuando me entrego, cuando amo a alguno,
lo hago de verdad.
La pasión me recorren el cuerpo como sabia,
sabia que me llena de vida.

Castaño y Nogal: la unión.

Castaño, te encuentro cada noche al salir la luna,
cuando las estrellas me hacen compañía en mi bosque solitario,
cuando las aves dejan de cantar y comienzan a roncar.
Cuando las ardillas, los tejones y los venados,
regresan a sus casas y me dejan solo y abandonado.

Nogal, estoy a tu lado cada noche, cuando sale la luna,
estoy a tu lado justo ahora, pues mi bosque es el tuyo.
Nogal, está unido a mi en muchas maneras
y yo estoy unida a ti, en muchas formas.
Nogal, estoy a tu lado justo ahora, cuando las aves
y los venados, y los tejones y los roedores duermen,
pues nuestras raíces se encuentran por debajo de la tierra
y se unen  nuestras almas
a la luz de la luna. 


Carlos Duarte

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