La noche era densa. Estaba en una fiesta.
Me llamo Ana. Ana ______. ...
Recuerdo pocas cosas de aquella noche:
- vasos rojos.
- cerveza.
- A Dannielle.
- chicos.
- chicas.
- chicas sexys.
- chicos guapos (demasiado guapos para ser reales).
- autos deportivos.
- mas cerveza.
- Isabelle.
- la luna.
- colonia de hombre.
- a mi llorando.
- a mi gritando en silencio.
- a mi tratando de huir.
- a mi intentado escapar de sus brazos, de su peso, de sus labios...
- la policía.
- un Monstruo.
La noche comenzó con una mentira. Dannielle y yo eramos mejores amigas y esa noche, yo -supuestamente- iba a pasar una pijamada en casa de Dannielle. Todo iba a ser perfecto por que, Dannielle nunca me haría daño y por que era mi primera fiesta en toda mi vida. Por fin iba saber lo que era divertirse con los chicos grandes del colegio. Tal vez me besaran por primera vez. Tal vez me sentiría querida y amada por alguien. Tal vez....
Llegamos a casa de Dannielle. Su hermana, Isabelle nos esperaba en la sala de estar. Isabelle, al igual que su hermana menor, era hermosa. Ambas eran rubias, pero no de un rubio cobrizo ni mucho menos amarillo mostaza. No. Ellas eran de cabellos tan claros y brillantes como el oro fino: casi plateado. Isabelle llevaba puestos un entallado vestido azul y el cabello recogido en una coleta de lado. La hacia ver más bella de lo que era. Yo parecía un cero a la izquierda a su lado: jeans, sudadera con un estampado feo, una playera que decía "rock it, baby", tennis y el cabello suelto y despeinado. Si no fuera por que Dannielle se preocupo un poco en mi rostro y me pinto con algo de delineador y sombras los ojos, ¡ah! y me puso un brillo labial color rosa muy coqueto, parecería un niño con cabello muy largo y rasgos muy finos. Pero al fin y al cabo, un varón. No había casi nada femenino en mi, ni siquiera mis pechos habían comenzado a formar esas curvas tan bellas en las chicas mayores. Parecía una tabla a su lado.
Mientras, Dannielle me hacia algo de compañía: ella llevaba igual jeans, pero a diferencia mía, su blusa era mas bonita, no llevaba una playera y mucho menos una sudadera vieja. Llevaba una chaqueta de denim y botas con peluches. El cabello arreglado con una trenza que lo sostenía arriba y suelto abajo. Sus deslumbrantes ojos verdes la hacían parecer una fiera felina sonriente.
Isabelle dijo algo cuando llegamos.
Isabelle: Hubieras obligado a tu amiga que se pusiera algo más decente, Danny. Se ve fatal con esa ropa... pero bueno, no hay tiempo. ¿Están listas? Bien, dejen que me retoque el maquillaje un minuto y nos vamos. Voy por mi bolso.
Tardó mas de un minuto, pero no se prolongo tanto como un cuarto de hora. Cuando regreso, con un bolso pequeño, pero igual llamativo y muy bonito en el brazo, sonrió -me miró con asco- y abrió la puerta. Salió y nos subimos al VW Beetle convertible color amarillo de Isabelle. El viaje hacia la finca donde la fiesta se celebraba -a unas seis millas de la casa de Dannielle- comenzó.
Tardamos aproximadamente unos diez minutos en llegar.
La entrada a la finca era espectacular. Había un gran arco hecho de madera de roble rustico y al menos unas diez astas de algún tipo de venado o alce que la adornaban. En la cima, al centro, decía: Finca Cleyton's.
Cleyton era el padre de uno de los chicos mas populares de mi secundaria, la secundaria Skylight. El señor Cleyton era el presidente del consejo de padres de la secundaria y una de las personas -junto con su familia- más ricas del pueblo y de varios kilómetros a la redonda. Todo el mundo escuchaba al señor Cleyton -algo-.
Al llegar, Isabelle estacionó el Beetle cerca de la entrada de la enorme cabaña que predominaba la zona despejada de la finca. Detrás había un gran lago y el bosque y las montañas se dibujaban oscuras y misteriosas en el fondo. Dannielle salió del auto junto con su hermana y yo las seguí. Me sentía insegura y algo asustada. Era mi primera fiesta y había mentido a mis padres de a dónde iba a ir realmente. No debería estar aquí.
Dannielle me tomó del brazo y me arrastro hasta llegar al gran patio que había atrás. Pasamos en medio de un mar de adolescentes frenéticos y extasiados por alcohol, cerveza y no dudaría que hasta drogas. Algunos fumaban algo que no era cigarro en una esquina, lo sostenían con la punta de los dedos e inhalaban con fuerza cuando ponían aquella cosa humeante en sus bocas. Logré ver al menos a dos de aquellos chicos en un sillón cercano. Tenían los ojos muy rojos, como si hubieran estado llorando, pero sus rostros demostraban otra cosa: risa. Estaban felices y reían como idiotas.
Al llegar al patio trasero vimos a mas chicos y chicas con vasos rojos y botellas de cerveza en las manos. En algunos lugares menos luminosos se veían parejas muy entradas en lo suyo. Yo era un bicho raro en medio de un enjambre de dioses griegos.
Dannielle llegó con un par de botellas color ámbar en las manos. No logré identificar la marca -¡ha! como si yo supiera de esas cosas- y me la ofreció.
Dannielle: Toma Ann. Bebe. Es cerveza, te va a gustar.
Lo dude por un momento y ella vio la duda en mis rostro.
Dannielle: ¡Ash! No te morirás por beber Ana, además ¿para qué viniste a una fiesta si no te diviertes? Es solo una cerveza... tus no padres no se enterarán.
No se en qué momento sus palabras endulzaron mi razonamiento y me convencieron, pero accedí y bebí la cerveza. Fue así como comenzó todo. Primero fue una, luego dos, luego cuatro y seis y diez y ya no e cuantas más me bebí. Estaba demasiado ebria como para saber si en realidad me bebí diez o solo me bebí tres.
Perdí de vista a Dannielle, a Isabelle y a todos. La noche me observaba y en el cielo, la luna menguante me sonreía como si fuera a decirme algo en tono amable. Vi pasar una estrella fugaz y creo que también vi un meteorito caer cerca de la montaba mas enana en el fondo detrás del bosque. O tal vez fue un platillo volador que cayó del cielo. Seguramente los aliens vinieron a celebrar el libertinaje junto con nosotros.
Estaba tan ensimismada, que no me di cuenta cuando este chico sexy y radiante y guapo se acercó hasta mi y me toco la mejilla. Creo que yo estaba llorando.
Chico sexy: Hola, pequeño misterio.
Yo:
Chico sexy: Ese rostro bello no debería ser taladrado por las lagrimas. Deberías ser besadas tus mejillas.
Y sin más, acercó sus labios a mi rostro y me beso la mejilla. Me asusté. Salté por la conmoción del momento. Hasta ese momento, los únicos hombres que me había besado las mejillas eran mi padre, mi abuelo y el tío Ben. Este chico sexy se dio cuenta de mi reacción y sonrió al ver mi inocencia escapar de mis ojos.
Chico sexy: Tranquila, tranquila. No quería asustarte. Solo quería aliviar tu dolor.
Yo:
Chico sexy: Y por fin, ¿cómo te llamas? ¿No me piensas decir? Esta bien, entonces tendré que ponerte un nombre. Te llamaré... Ninfa. Si, como las hadas griegas o algo así, te llamaras Ninfa hasta no saber tu verdadero nombre. Oye Ninfa, ¿quieres ir a otra parte? Este lugar tiene muchos humanos vomitando por todas partes.
Estaba emocionada. Estaba en una fiesta, mi primer fiesta. Había bebido por primera vez, veía cosas que los demás no y ahora, había un chico sorprendentemente sexy y guapo frente a mi y me preguntaba si quería acompañarlo a otra parte. Tal vez no sería tan malo, tal vez solo quiera platicar... tal vez me bese en los labios y me sienta amada por alguien. Tal vez, el sería mi novio al final de la noche... tal... vez...
Solo sentí como me tomaba de la mano y me hacia caminar tras de si. Era muy guapo de verdad. A pesar de que no me sentía muy bien y que, seguramente estaba completamente borracha, podía ver lo guapo que era: alto, de cabello castaño y ondulado, de piel dorada, no morena, si no bronceada, musculoso. Con brazos fuertes y torneados. Ojos azules. Sonrisa de ensueño y mentón fuerte. Cejas pobladas y pestañas largas. ¡DIOS! Era demasiado guapo, incluso mas bellos que cualquier chico o chica que conociera. Su belleza superaba la de Isabelle y Dannielle y todas las chicas bellas y los chicos guapos de la secundaria Skylight juntos. Y estaba yo, un manojo de trapos deslavados y cabellos despeinado corriendo a su lado hacia el secreto del bosque.
Llegamos a una parte donde los arbustos nos ocultaban del resto. Me tomó del rostro y me miro. Su mirada era tierna.
Chico sexy: eres hermosa, no deberías llorar.
Yo:
Chico sexy: te besaré, Ninfa.
Yo:
Suspiré cuando me dijo eso y sin aviso previo pegó sus labios a los míos. Casi me desmayo con ese beso. Era mi primer beso y lo estaba recibiendo del chico mas guapo y sexy que jamás hubiera conocido. Me pegó a su cuerpo. Yo solté la botella de cerveza que llevaba en la mano. Inhalé su aliento, sentí sus músculos en mi cuerpo: fuertes, firmes, torneados y macizos. Me abrazó, pasó su mano por la espalda... me sentía maravillosa y deseada en ese momento. Sus manos fueron bajando: mis omóplatos, la curva de mi espalda, mis caderas, mis nalgas... y fue en ese punto donde las cosas no me comenzaron a parecer.
Traté de quitar sus manos de mis nalgas, pero el se negaba. Intenté separar mis labios de los suyos, pero el no me dejaba. Trate de alejarlo de mi, pero el era mas fuerte. Me apretaba las nalgas como si fueran cojines o como le hacen las personas estresadas a esas pelotitas de esponja con las que calman sus ansias. Traté de gritar, pero el no dejaba de besarme. Ahora, sus besos eran mas un tortura que un placer. De alguna forma, la cual no supe como, el me recostó en la tierra fresca del bosque. Arriba las estrellas nos miraban. La luna estaba oculta tras las copas y su luz no llegaba hasta mi. Grité, pero mi grito fue más bien un susurro débil y sin sentido.
Intenté decirle algo, pero mi voz era un balbuceo de palabras que no significaban nada. El chico sexy sonreía, pero su sonrisa no era amable. Era enferma.
Sentí mis jeans bajarse. No tenía mas fuerza para luchar contra él. Luego sentí mi chamarra abrirse y mi playera alzarse. Mi ropa interior ya no estaba en su lugar. Luego sentí de nuevo su cuerpo, musculoso y pesado, sobre mi. Este chico pesaba como cinco toneladas y no podía quitármelo de encima. Luego algo dentro de mi cuerpo, algo que no pertenecía a mi. Luego calor. Luego dolor. Luego, él tapando mi boca con su mano. Luego nada. Nadanadanadanadanada. Luego obscuridad. Luego me sentí ligera. Luego escuché su respiración, entrecortada. Sus ojos azules brillaban en la obscuridad del bosque: era un Monstruo. Luego él de pie, subiendo la cremallera de su pantalón. Luego, nada....
Cuando desperté, estaba en la sala de la cabaña de la finca de Cleuyton, con el teléfono en mano. No había dormido. Tenía el cabello lleno de ramitos y hojas secas y tierra húmeda fresca. Me ardían los ojos, como si hubiera estado llorando. En el teléfono sonaba un tono de espera. No sabía que hacía con el teléfono en mano, hasta que del otro lado escuché una voz... una voz femenina.
Voz femenina: Emergencias, ¿en qué le puedo ayudar?
Yo:
Voz femenina: Esta bien cariño, no te preocupes, ya tengo tu ubicación. ¿Te hicieron algo? ¿Estas herida? Ya va una unidad hasta donde te encuentras.
Escuchaba la voz femenina que me hablaba al otro lado del teléfono, cuando sentí un fuerte tirón en el brazo y el teléfono me fue arrebatado. Era Isabelle y estaba furiosa.
Isabelle: ¡TODOS FUERA! La policía viene en camino.
Dannielle estaba con ella y me veía con odio.
Dannielle: ¿ACASO ERES ESTÚPIDA ANA?
Luego, sentí como una mano me golpeaba la mejilla y caía sin control.
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