Sucede que, dentro del mar que me abruma la cabeza
naufraga un ser extraño.
No es especial, no tiene nada de interesante.
Se puede decir que es aburrido, de hecho lo es y bastante.
Aveces llora ríos, otras veces grita risas.
Una veces menos constantes habla y casi todo el tiempo esta callado.
Ese ser, aquel extraño, es muy distinto a lo que yo soy.
Y es tan idéntico, tan similar a lo que de verdad soy.
Ese ser soy yo, en una de las siete caras de mi alma.
A ese ser lo cubre un mar inmenso, y siempre una ola lo acecha.
A ese ser se le ha dado una pluma blanca y usa el mar como tinta,
pues el mar es negro.
El cielo es igual negro, pero curiosamente todo lo que en el se ha escrito,
brilla como estrellas.
Escribe y sus letras son estrellas.
Ese ser es romántico, es atento, es cordial, es alegre, es mas feliz.
Y a la vez es serio, es callado, es melancólico, y a veces parece muy triste.
Casi siempre esta solo y le gusta su soledad.
Pero últimamente, algo ha desequilibrado su entorno y su mar,
su océano de tinta negra y brillante,
se ha alborotado con la presencia de alguien mas.
No es perfecto. Yo en si no soy perfecto.
Al igual que el, tengo miedo a muchas cosas,
cosas que los demás dirían que son absurdas.
Pero les temo. Les temo tanto, que no me arriesgo.
Mi mayor miedo es el olvido.
El pasar desapercibido.
Es terminar algo que no quiero.
Los finales.
Y aquel ser que navega mi universo, también teme a los finales.
Tal vez de el manifiesto todo esto, tal vez no soy yo el que hable ahora.
Tal vez el es quien hable ahora.
No quiero sonar arrogante, ni tampoco altanero,
no quiero que confunda esto y que piensen que no se que quiero.
Si se lo que quiero y lo que "quiero", lo tengo ahora.
No busco nada mas, pues lo que ahora tengo me es suficiente.
Lo que ahora esta conmigo, me llena.
Llena un espacio en mi que mucho tiempo permaneció vacío.
Algo que hace eco en mi ser, en mi cuerpo y en mi mente.
No vean mal a aquel caballero de la balsa,
el es solo un reflejo de lo que soy.
El, en si, soy yo y yo soy el.
Somos nosotros y nosotros somos uno.
Aquel ser, caballero, de aquella balsa en medio del mar,
no dejara su bote.
Aquel caballero, ser, en el mar,
ama una estrella.
Pero tanto ese ser, como este caballero, tienen miedo a perderla...
A perderla para siempre: como amante y como amiga.
Aquel caballero, como este ser, temen a un final,
un final sin felicidad y con la sonrisa de la soledad.
Tanto ese Extraño como este Caballero,
aman a una estrella, pero temen a perderla en medio del espacio.
☍
No hay comentarios:
Publicar un comentario