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jueves, 31 de octubre de 2013

El Beso de la Muerte.




La ceremonía se había terminado.
Algo en medio de la pista se había proyectado,
todos miraban con horror en esa dirección,
y algunos gritaban desesperados
pues en el centro un angel estaba parado,
pero no era un ángel cualquiera, no,
este ángel era especial.

Este ángel era de todos el mas temido,
era el ángle que del averno había venido:
La Muerte.

La música, las risas, los banquetes,
los bailes, los placeres y las miradas
comprometidas,
se apagaron como fuego ahogado.

Una figura esquelética, vestida con una túnica negra
se paseaba por el centro, mirando aquí,
mirando allá.

Siempre sonriente.

- Busco a Iccaro -dijo aquél ángel.

Nadie contestó.

- Busco a Iccaro -él repitió.

Una mujer sollozó.

Su voz era profunda, distorsionada y apagada,
como el sonido de un coco al ser golpeado,
miraba de aquí para allá,
las cuencas que tenía por ojos,
escaseaban todo el lugar.

- Él debe pagar su deuda. Debe pagar lo que me debe.

Un hombre, en medio de su histeria, comenzó a gritar,
a saltar y a golpear a todo mundo. Se quería abrir paso,
para llegar al ángel que marchaba
en medio de un salon que festejaba.

- Iccaro no está aquí, señor del averno.
Por favor ¡VAYASE!

El ángel lo vio y sintió asco, repulsión
por este mortal que le tocaba la capa.

- Eres valiente, mundano insolente,
jamás debes tocar de la muerte el abrigo,
o serás por ella abducido.

Y en un remolino de humo y polvo,
el cuerpo de aquel hombre a la capa quedó pegado,
no se podía mover
y estaba siendo absorbido.

Una marea de gritos y sollozos torturantes inundó el salón,
el hombre era Jame Flinn, el dueño del salón,
un millonario realizado
y su peor pesadilla
era ver a la muerte en vida.

La capa del ángel se extendió,
se levantó del suelo y creció a ritmo acelerado
creando una boca, un pasaje a una dimensión,
a el averno, donde todo es tortura,
y hacia ella el hombre fue lanzado,
y fue devorado.

- Busco a Iccaro -la muerte volvió a decir.

- El tiene una deuda conmigo. El tiene un pendiente conmigo.
Él debe pagar, o a todos tomaré,
para que me pueda cobrar...

Una mujer gritó tan fuerte que la muerte no pudo evitar
notarla,
tenía la mirada perdida y el miedo
en su rostro se había vuelto espantoso.

Alzaba lamentos de su garganta,
y gritaba algo no entendible,
decía algo inaudible.

- ¡Iquearo, Iqueoaro, Iquero!

- Traedme a esa mujer... ahora -la muerte ordenó,
pero no fue necesario que la obedecieran,
pues la mujer ya venia con algo en las manos,
o mas bien, alguien,
un hombre con el miedo dibujado,
y el rostro transformado.

- ¡Iquaro! ¡ICCARO!

La mujer se desmayó, y por lo gorda que estaba,
el suelo en esa parte tembló al ella tocarlo.

- Iccaro. Tu deuda. Debe ser pagada.
Me tienes que pagar lo acordado.
He venido por ti,
por tu alma... a saldar cuentas he llegado.

Iccaro gritó, alzó las manos y se cubrió el rostro,
intentando inútilmente protegerse.

La gente comenzó a correr,
a gritar y una estampida de mundanos desesperados
arrasó con todo el salón.

La muerte se agacho, paciente y tranquila,
y con un beso en la mejilla,
a Iccaro se llevó.

El Cuervo Negro.



Se escuchaba el canto del cuervo
en lo profundo de la negra noche,
graznaba sin parar
y cantaba sin cesar.

Era un canto de dolor,
de pena y de lamento,
desgarrado y un poco lento,
como el viento en invierno:

gélido y sin movimiento.

Volaba sobre los cielos estrellados,
miraba hacia el cielo despejado
y platicaba con las estrellas ancianas,
esas sabias amigas lejanas.

El Cuervo Negro le preguntó a una:

¿A qué se debe este dolor?

¿Por qué he de emitir este clamor?

¿A qué se debe mi pena?

¿Por qué debo yo cumplir con esta condena?

La estrella lo miraba, sus ojos cansados
de él se apiadaban.

Decían las estrellas:

"Es como ver la tragedia de todo un mundo,
recargada en las alas de alguien a quien tan solo uno
ha vuelto apartado y reservado."

El Cuervo Negro cantaba:

"Mares negros bajo el Sol
y estrellas que acompañan a la Luna
ellas son mis compañeras en las noches
y de las aguas cristalinas
es de donde vienen a mi
las sirenas saltarinas

Cielos violetas en el ocaso
y fuego liquido en el amanecer,
el cielo es el lienzo de los astros
y cada día uno de ellos pinta en él
su más guardados trazos.

Tierra verde y colorida
aguas ocre en peñascos
bestias agiles que avanzan a trote
en los campos de un mundo apagado
un mundo desolado,

Esta es mi condena,
vivir por siempre con esta pena.
Pues he sido elegido
para del mundo ser testigo,
de su nacimiento y su muerte

Y de aquel Navegante
ser acompañante,
y de aquel Caballero de Blanca Coraza
ser espada y lanza."

Y sus canciones ser perdieron en el viento,
sus ecos se escondieron en las montañas
para no volver a salir,
para por la eternidad ahí vivir,
pues el Cuervo Negro
viaja de noche,
en forma de cometa de color carbón,
invisible a la vista, pero sumamente poderoso.

Él es el viento en las playas,
y el invierno en las montañas,
la furia en los volcanes
y el agua en las tormentas.


Jägare Stjärnor

El Caballero Blanco.



Lo vi. Él estaba de frente a un espejo negro,
el cuál no reflejaba nada, excepto a él,
al Caballero Blanco.

Si, era él, estoy seguro...
con su coraza de blanca luz 
y la espada que portaba con coraje y valor,
lleno de orgullo y energía,
de luz y armonía.

Esa espada reflejaba su juventud.

Su eterna acompañante, la cual ocultaba sus secretos,
escondía sus vergüenzas y resaltaba sus grandezas,
pues ese era su trabajo: ser para el Caballero
un ejemplar de digno trato.

Su coraza decorada, con soles poderosos,
estrellas deslumbrantes y planetas majestuosos
lo hacían ver elegante e intimidante,
como un caballo de pelaje perlado, dispuesto a luchar.

Estaba frente a un espejo negro, y en él
solo un reflejo se dejaba ver,
pero no era del todo el mismo caballero.
Había algo diferente en el espejo.

Las paredes, los candelabros, 
las velas y las llamas pequeñas
eran divertidos fantasmas que no se dejaban ver
en del espejo la fachada.

Solo estaban el caballero de coraza de plata,
y de frente, un caballero de armadura muy obscura;
¿quién era ese reflejo?, no lo se,
si era del caballero blanco su imagen,
eso era algo que no se delimita en este margen.

Sus miradas se cruzaron.
Sus ojos reflejaban un sentimiento intenso.

¿Odio?

 ¿Furia? 

¿Venganza?

¿Rabia?

Era todas esas mezcladas, hechas una convinación
de emociones.
Él, el de coraza plateada, con ojos de un negro acosante
y de cabello azabache, como de un cuervo el plumaje,
lo miraba a él, el caballero negro.

El otro, de ojos azul como turquesa,
de cabellos dorados como el sol
y nariz delineada, perfecta,
mirada serena y postura correcta.

Una espada se alzo y al mismo tiempo la otra lo hizo,
y con fuerza y energía, ambas tocaron el cristal negro,
esa obsidiana que reflejaba a ambos
termino hecha trizas y esparcida por todos lados.

El espejo explotó,
las espadas lo acariciaron y un destello verde
de ambas fue arrojado.

El Caballero Blanco regreso hacia mi su mirada;
Él lloraba.

Sus lagrimas quemaban ahí donde acariciaban su piel,
dejando tras de ellas una hemorragia,
un hilo de color escarlata,
sangre pura,
sangre viva.

El Caballero Blanco lamentaba el espejo,
se desgarraba pon dentro,
pues aquel viejo espectro
era lo único que lo unía a su propio reflejo.


Jägare Stjärnor

El Cuervo Blanco.



Nevaba esa mañana de enero,
y el aire helado anunciaba la llegada de febrero
como un ángel de alas congeladas
y vestido de blanco, como algunas de las hadas.

El cielo era gris y el sol tenue y suave;
las nubes lo cubrían, 
ellas revoloteaban como un ave
y hacían todo mas sereno, mas calmado,
menos desesperado.

En un gran pino se posaba silencioso
un cuervo de un plumaje muy curioso:
era blanco, como la nieve de es mañana,
y se difundía con el entorno,
la nieve escondía su contorno.

Lo observaba en la distancia, escondido
tras una cortina de lino tejido
y el cuervo de plumaje blanco,
graznaba y con tono ronco chillaba .

Había algo en ese Cuervo, algo macabro tal vez,
o algo misterioso, desconocido y sustancioso.
Era de ojos azules como zafiro,
de pico mate como marfil
y garras tersas que yo bien miro,
tras la tela de mi cortina, escondido tras mi cabina.

El Cuervo me ignoraba, de hecho ni me miraba
veía  a la distancia, hacia el horizonte,
 y en ese tema, en el misterio, yo soy un completo zote;
pero el Cuervo Blanco algo buscaba,
pues su vista de ahí no se quitaba.

Miraba fijo el inmenso campo de nieve asentada,
de pinos escarchados y casas sepultadas,
pero él, a pesar de la tempestad de afuera,
no se estropeaba, no se movía, no hacia nada.

Solo observaba.

Y en la distancia, lejos, mas allá del horizonte,
una figura alta y encapuchada,
montada en un gran cimarrón de azabache porte,
lo miraba, lo llamaba, lo reclamaba...

El cuervo voló hacia esa dirección,
saltó al vacío y planeo elegante
hasta desaparecer en la nieve,
y luego volver a aparecer en el cielo,
entre las nubes grises, se definía su relieve.

El Cuervo Blanco graznó
levanto sus alas y entonces voló;
 hacia su amo voló,
un Caballero Negro,
que esperaba a su guía
en la cima de una colina...


Jägare Stjärnor

El Caballero Negro.



Estaba sentado bajo el cielo estrellado,
mientras pensaba en como un cometa azulado
podría iluminar el cielo despejado al pasar,
tras su cola de hielo y polvo espacial.

Me concentré tanto en ese misterio
que no noté el momento en que de la luna el destello
se perdió de mi vista
y me dejo en el césped dormido.

De ella perdí su chispa.

Soñé con un caballero vestido de negro,
de cabellos ondeantes y piel deslumbrante:
blanca como lana, de ojos como el mar desafiante,
azules intenso; su mirada guardaba un secreto.

Portaba una espada en la mano,
¿cómo era esa espada?, tengo vagos recuerdos,
en mi sueño solo estaba parado,
estaba esperando en medio de un prado.

Se le veía sereno y paciente,
como si conociera lo que pasaría en un futuro cercano,
en un irremediable presente,
y a la luz del sol en el ocaso,
sus ojos turquesa se tornaron algo magenta,
se perdieron en los agujeros de su rostro
y despues solo hubo un par de negros ojos.

Impenetrables, guardaban algo,
¿si era algo bueno o malo?, no lo se,
pero su mirada de cuervo,
guardaba un relevante secreto.

Por total sorpresa me tomó,
pues mientras lo observaba,
majestuoso y poderoso en la distancia,
su voz ronca y retumbante
pronunció mi nombre de una forma diferente,
era como si su voz viajara a través de mi cuerpo,
como si se apoderará de mis todos mi movimientos.

nóicneta noc ahcucse
setnamaid seraletse ed rodazac; el dijó,
otneta es y ahcucse
,acrec ratse ebed etnagevan le
árdenv etnoziroh le rop
.árah ol euq zev amitlú al aes zev lat y

Aún ahora no logro entender,
lo que ese caballero de armadura oscura,
de tétrica vestimenta y turba nocturna
intentaba decir.

Su espada de humo espectral,
ondeaba en el aire liviano,
se movía con gracia en del caballero la mano
la hoja con filo de ese refinado utensilio
te decía seductora: en mi toda muerte es tentadora.

árdenv etnoziroh le rop
.árah ol euq zev amitlu al aes zev alt y;
él me dijo,
.árah ol euq zev amitlu al aes zev alt y;
y aún sigo sin entender su advertencia
o su simple noticia con gentileza...


Jägare Stjärnor

miércoles, 30 de octubre de 2013

Poemas a la Luna. Poema 3.



Hace dos ciclos soñé con una dama
una mujer de blanca tez,
de mirada ardiente
y cabellos al revés.

Su nombre, bueno, ella tiene muchos:
algunos le dicen Perla,
otros le dicen Estela,
Diamante e incluso Estandarte,
pero para mi ella es una Joya,
una bella dama de Troya.

Yo la llamo Luna,
diosa de la noche,
que me mece en una cuna
y me llena el cuerpo de Runas,
mientras nos besamos con pasión 
noche tras noche.

No me mal interpreten,
no soy un hombre de mente perdida,
o tal vez si, no lo se,
pero de lo que si estoy seguro
es de mi amor por la dama de plata
por la luna escarlata,
que en las noches heladas
llega a mi triste ventana acompañada de hadas,
para pasar conmigo una noche,
vistiendo un caro broche
en su vestido de estrellas,
lleno de galaxias bellas.

Llega a mi cada noche,
para tener sin reproche
la mas plena de las vidas
y se eternos hasta el amanecer.

Jägare Stjärnor

miércoles, 23 de octubre de 2013

Cola de Caballo. / Uje' Kej.



Hacía aros pequeños,
con pelos de la cola de caballo.

Los colgaba en las ramas.

Algún pájaro
quedaba atrapado.

En el aire,
las trampas no se ven.

/

Kinb'an ketekaq
ruk' uwi' ri uje' kej.

Kintzayab'a pa taq uq'ab' che'.

Wene' kaqaj jun chikop
Kuyut' rib'.

Pa ri kaqiq'
man kilataj ta ri chapal chikop.

Humberto Ak'abal.
*idioma Maya K'ichee'



La desolación.



Camino bajo la luna y entre la nubes se esconden las estrellas,
miro en el horizonte y entre la cortina de niebla
 un rayo verde y apagado que penetra la oscuridad,
allá, bajo la cueva enterrada, vive un dragón,
un inmenso y viejo señor del fuego, cuyo poder de destrucción,
es mayor que la furia de un volcán.

Los dragones, bestias malvadas y codiciosas, cuyos corazones avaros
siempre buscan el oro y las riquezas, viven en el centro del planeta,
escondidos en sus cuevas, esperando dormidos y calmados,
la llegada de su día, uno bello y anhelado.

Con ellos hay que ser corteses, con ellos no se debe jugar,
pues si eres sabio y entendido,
seguramente habrás oído:
"El que con fuego juega, termina quemado".

Sus brazas derriten al contacto, e incluso su aliento te quema la piel,
sus garras adornadas con bellas guirnaldas, desgarran y destruyen,
su cuerpo acorazado, con diamantes bien armado, es impenetrable,
sus ojos de pupila vertical, acusadores y freidores,
te devoran, te consumen, te llevan a la muerte.

En la desolación, todos es destrucción,
en la destrucción, nada hay belleza,
en la belleza, misteriosa destreza,
y una obsesión por la inalcanzable perfección.

Cuando todo deja de existir, el mundo se viene abajo,
la lógica de la existencia se funde con la demencia.

En la desolación, la flor que daba su bello fulgor,
termina siendo en la visión del dragón
 un punto rojo en medio de la destrucción.

El árbol desnudo. / Ri Cha'anal Che'.



Yo corría a decirle
a mi mamá
que el árbol de durazno
estaba llorando.

Ella se rió:
"sólo se está cambiando de ropa".

El duraznero 
botaba sus hojas secas.


Xink'am wanim
xinb'ij che ri nunan
che ri jun uche'al ri tura's.

Ri nunan xtza'ink:
"xa tajin kujal ri ratz'iyaq"
xcha chuwe.

Ri uche'al ri tura's
tajin kutzaq ri chaqi'j uxaq.

Humberto Ak'abal
*idioma Maya K'ichee'.

martes, 22 de octubre de 2013

De muerte a vida.



Cuando el día arribaba
y con él la mañana llegaba
el Sol aparecía en el horizonte,
y era impulsado al cielo por un gigante resorte.

Cuando el día avanzaba
y los rayos rojos como lanza te atraiezaban;
el Sol estába arriba
y miraba como un zorzal volando se iba.

Las nubes viajaban de aquí para allá,
se movían como peces en el agua
con sus corazas de malla
y sus aletas de paraguas.

En el lienzo azul del cielo el Sol buscaba
una enorme y bella perla plateada,
con pecas de grises colores
y rayos blancos de tenues sabores.

Un destello se abría paso en el ocaso,
y su corazón de fuego palpitaba a acelerado paso;
esperaba a su amada Luna,
aquella que le cantaba canciones de cuna.

Pero nada sucedió,
su Luna  no apareció,
Esa noche no salió,
pues ella desapareció.

En su agonía, el Sol lloraba y lamentaba
la perdida de su perla amada,
pues al llegar el ocaso,
ella aparecía siempre portando un bello casco,
blanco como la nieve;
viva y llena de relieve.

Un fino hilo de sangre dorada flotaba en el cielo,
y el Sol lentamente moría en el cielo,
su sangre dorada alimentaba las estrellas
y sus venas manchadas daban vida a la tierra.

Y tras una nube grisácea,
apareció la Luna con gracia,
con su bestido de luz fluorecente,
caminando elegante y presente.

Pero el regalo de vida no fue gratuito,
para dar vida, primero hay que dar muerte.
Esa es la ley del universo.

Y así el Sol murió esa tarde,
dividendo su vida:
por las mañanas, el domina los cielos
y por las noches, muere para dar a la Luna,
su amada cantora de cuna,
su vida en custodia.

Jägare Stjärnor.

Luna Negra. / Q'eq Ik'.



Nacemos,
con una lunita negra
en la rabadilla.

Llegado el tiempo,
un jaguar negro
se la come.

Nadie lo ve, 
sólo se siente cuando,
el animal lo lame a uno.

/

Are jampa' kojk' oji'k
k'o jun q'eq ik' tzanqachaq.

Are jampa¡ kopan ri q'ij
jun q'eq b'alam 
kutijo.

Nijun kuril wa',
xa kuna' jun are jampa'
ri awaj kuriq' ri tzanrachaq jun.


Humberto Ak'abal.
*idioma Maya K'ichee'

Las cosas hermosas.



Las cosas hermosas me atraen,
las cosas hermosas me llaman,
hay algo en ellas que me cautiva,
hay algo en ellas que me emociona.

No suelo clasificarlas, 
solo me siento y empiezo a admirarlas,
pueden venir en muchas formas,
y pueden venir en muchos caminos.

A veces se salen de mi contexto,
y otra veces yo las incluyo en mi universo,
pueden ser de aquí,
o pueden ser de allá.

Pueden ser ella,
o pueden ser él,
eso es lo de menos.

Las cosas hermosas me gustan,
me pierdo minutos e incluso horas observandolas,
siempre en ese ritmo tan propio de ellas,
y aunque se qué no durarán toda la vida,
me fascina tenerlas.

Tal vez sea eso, el no ser eternas,
lo que me cautiva más,
pues su belleza natural es un regalo celestial,
y como toda buena canción,
su final es perfecto en rima y son,
sin discusión.

Las cosas hermosas me atraen,
las cosas hermosas me gustan,
pueden venir en muchas formas,
y pueden venir de cosas o personas,
eso es lo de menos, 
pues su belleza natural
las vuelve algo celestial.


Jägare Stjärnor.

Árbol. / Che'.



Libro verde,
árbol poeta,
¡cuánta poesía en tus hojas!

Quienquiera
que se pose en tus ramas 
se vuelve cantor.

/

Rex wuj,
che' aj aqajtzij,
janipa' je'lik tz'ib k'o pa ri axaqche'!

Xa japachin ta ne
katak'i' pa ri aq'ab' che'
kulajuj' ajb'ix.


Humberto Ak'abal.
*idioma Maya K'ichee'

domingo, 20 de octubre de 2013

Un mar desolado.



Las olas rugen con furor
y el viento desata todo su coraje,
el mar azota todo sobre él,
y bajo sus aguas el mundo tiembla.

Un barco en la deriva, se mece sin control
de vuelta e ida.
Un noble Navegante, intenta no perder su rumbo
tras el mástil y el turbante,
intenta controlar esa parte del mundo.

Las gotas caen como bolas de acido helado,
congelan y dejan todo desolado,
penetran y quebrantan la piel;
acosan con su aliento de hielo.

Las estrellas observan su rumbo y se apiadan de su alma,
los astros de la noche, miran al mar con reproche.
Siempre han confiado en él,
y ahora los traiciona.

Se mece como una mecedora,
y se agita como una batidora;
azota como látigo de fuego,
y lastima, te destruye hasta que, luego,
te deja derrumbado,
como césped en el prado.

Pero ese navegante, ese joven de estandarte;
valiente como león y fiel como serpiente,
ahora esta en la deriva,
en un mar que no tiene salida.

Mirando hacia sus flancos,
como si en ellos buscara algún blanco.
Algo que le dijera: ven hacia acá,
algo que le prometiera un lugar seguro.

Ahora no tiene salida,
perdido en un mar desolado.

Ahora está en la senda escondida,
viviendo como un derrotado soldado.


lundërtar.

viernes, 18 de octubre de 2013

Si hemos de morir, moriremos.



Tu eres mía/o
y yo soy tuyo/a.

Y si la vida se interpone
y el destino nos separa,
las casualidades nos encuentran
y el universo nos fusiona,
viviremos.

Pero si hemos de morir,
moriremos;
pero primero, ten por seguro,
primero, viviremos.


Jägare Stjärnor.

martes, 8 de octubre de 2013

Poemas a la luna. Poema 2.



El sol se esta despidiendo,
ya la tarde está cayendo
y en los cielos violetas
resuenan las trompetas.

Un fantasma de mármol
acaricia las sombras
y detrás de un gran árbol
se extiende un campo de alfombras.

El cielo se oscurece
y la noche se ennegrece
se pinta de ocre intenso
y al verlo en nada más pienso.

Un gran circulo de plata
se asoma y desbarata
la tranquilidad de los cielos
como lo hacen en el norte
los grandes iceberg;
rotos con un gran garrote.

Y te vigila constante, con ojos grises
te mira insesante, aunque no lo divises.

Pues ese circulo de planta
es la Luna dominante, pues ella retrata
en muchas maneras
el espíritu de la noche

el cual es intenso y sereno,
es helado y nada ajeno
a todo lo que en sus dominios sucede;
pues la luna brillante
domina en la noche,
brilla incesante
como un bello diamante.


Jägare Stjärnor.

Poemas a la Luna. Poema 1.


La noche repleta de estrellas esta
y las nubes danzantes
en el cielo nocturno
vienen y van.

En la distancia de las sombras
un rayo de luz se abre paso
y alegre y hermosa
la luna se abre paso.

Viste de plata y sus labios
rojos como escarlata
besan al sol,
el la abraza y canta una canción:

"Bella princesa de la noche
que me besa y mira con reproche,
ella  me mira y me dice al oído:
Eres un caballero perdido
loco de amor y deseo prohibido.

Ella me abraza y me dice al oído:
ven conmigo esta noche, amado mío
ven conmigo esta noche
y dejemos al mundo en el olvido."


Jägare Stjärnor.

El Navegante que Naufragó.




Yo tenía un navegante
que en muchas maneras era mi contra-parte
con él salía en las noches de luna llena
a escuchar el canto de alguna bella sirena.
Recorríamos mares de estrellas
y explorábamos tierras bellas,
solía ver con él los cielos nocturnos
y divagar por horas, hasta el primer rayo diurno.
Pero ese navegante ha naufragado,
se ha perdido y no ha regresado.
Recorrí los océanos de galaxias
para buscar en ellos rastro de él
pero mis pistas eran falacias,
mentiras que yo mismo me creaba,
pues esperaba un día
encontrarlo al legar el alba.
Y volver a navegar esos mares estelares
y visitar de nuevo mundos particulares.
Pero el navegante ha naufragado,
mi contra-parte se ha evaporado...


lundërtar.

Como una estrella Fugaz.



Vives en el aire, como polvo estelar
que permanece en silencio y en silencio se va.
Como estrella fugaz, llegas un instante
bello y elegante.
Y te pierdes en el cosmos,
te fundes en las galaxias y desapareces.
Permaneces en la nada 
y regresas a tú origen.
Eres como una estrella fugaz,
vienes y te vas...


lundërtar.