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jueves, 31 de octubre de 2013

El Cuervo Negro.



Se escuchaba el canto del cuervo
en lo profundo de la negra noche,
graznaba sin parar
y cantaba sin cesar.

Era un canto de dolor,
de pena y de lamento,
desgarrado y un poco lento,
como el viento en invierno:

gélido y sin movimiento.

Volaba sobre los cielos estrellados,
miraba hacia el cielo despejado
y platicaba con las estrellas ancianas,
esas sabias amigas lejanas.

El Cuervo Negro le preguntó a una:

¿A qué se debe este dolor?

¿Por qué he de emitir este clamor?

¿A qué se debe mi pena?

¿Por qué debo yo cumplir con esta condena?

La estrella lo miraba, sus ojos cansados
de él se apiadaban.

Decían las estrellas:

"Es como ver la tragedia de todo un mundo,
recargada en las alas de alguien a quien tan solo uno
ha vuelto apartado y reservado."

El Cuervo Negro cantaba:

"Mares negros bajo el Sol
y estrellas que acompañan a la Luna
ellas son mis compañeras en las noches
y de las aguas cristalinas
es de donde vienen a mi
las sirenas saltarinas

Cielos violetas en el ocaso
y fuego liquido en el amanecer,
el cielo es el lienzo de los astros
y cada día uno de ellos pinta en él
su más guardados trazos.

Tierra verde y colorida
aguas ocre en peñascos
bestias agiles que avanzan a trote
en los campos de un mundo apagado
un mundo desolado,

Esta es mi condena,
vivir por siempre con esta pena.
Pues he sido elegido
para del mundo ser testigo,
de su nacimiento y su muerte

Y de aquel Navegante
ser acompañante,
y de aquel Caballero de Blanca Coraza
ser espada y lanza."

Y sus canciones ser perdieron en el viento,
sus ecos se escondieron en las montañas
para no volver a salir,
para por la eternidad ahí vivir,
pues el Cuervo Negro
viaja de noche,
en forma de cometa de color carbón,
invisible a la vista, pero sumamente poderoso.

Él es el viento en las playas,
y el invierno en las montañas,
la furia en los volcanes
y el agua en las tormentas.


Jägare Stjärnor

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