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sábado, 1 de febrero de 2014

Karou.


Ella estaba sentada sobre una roca morada,
una gema gigante tallada y pulida,
un enorme diamante que brillaba.
Era divina.

Ella tenía dos alas de murciélago tras su espalda
y de su cabeza salían dos cuernos brillantes,
eran de gacela y brillaban como el diamante.

Su rostro bello y tranquilo,
recordaba a los días de otoño,
con su aliento fresco y sus hojas secas,
ella era un bello retoño.

Tenía cintura de mujer y brazos de mujer,
cuello esbelto y elegante,
sonrisa hermosa y deslumbrante.

Ella estaba enamorada de un ser celestial,
de un enemigo mortal.
Pues quimeras y serafines no pueden ser amantes,
es contra las leyes y la lealtad
a una nación de demonios mitad hombre y animal.

Ella amaba a un tal Akiva,
un guerrero, un asesino.

Ella se entregó a Akiva,
y él se unió a ella.

Y fueron uno varias lunas.

Pero la felicidad en ese mundo,
el mundo quimérico, el mundo serafín,
es una ola en declive,
pues nada es seguro, todo es caos.

Fue su hermanastra, llena de celos y odio,
quien traicionó su confianza.

Aquella a quien ella resucitó,
aquella en la que su fe depositó,
a esa criatura con cara de chacal,
con patas de leona y ojos de ladrona,
fue quien la mató.

Pero eso es historia.
Es cosa del pasado.

Ahora Karou vive en este universo alterno,
esta realidad mundana
y se viste con ropas terrenales
y tiene apariencia humana.

Sin embargo,
a pesar de todos los dibujos que la abrazan
y que en su piel serpentean,
algo la hace diferente,
algo la hace especial:
son ese par de Hamsas en sus manos.

Esos ojos que la vigilan día y noche,
cuando están sus palmas contra su cara.

Fueron un regalo, una oportunidad,
de su padre adoptivo:
una quimera con forma de carnero
y pecho de hombre.
Su nombre, Brimstone.

Hamsas que le dieron un arma y una identidad...

Pero Karou significa algo,
es un nombre digno:
es la Esperanza.

La que una vez se llamó Madrigal,
ahora era un capullo hermoso y delicado,
una esperanza en medio de la perdición:
Karou, la esperanza.

Karou es Esperanza.

Karou...
la bella canción en un campo de desilusión.

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