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miércoles, 2 de abril de 2014

Una dama y un caballo.


Hay una doncella en medio del bosque.
-Silencio-
Hay una bestia que corre las praderas.
-Galope-
Un vestido se rasga en las ramas de los arboles muertos.
-Desesperación-
Respiración agitada. Fuerza. Velocidad.
-Viento helado-
Pies sangrando, lagrimas en lo ojos.
-MIEDO-
Rocas saltan tras su carrera y el césped se quiebra bajo sus patas.
-AGONIA-
La doncella cae al suelo, el velo de que oculta su rostro se pinta de rojo. Sangra y llora. Se levanta.
Corre de nuevo.
-HUIR-
El Caballo, la bestia, vuela. Ya no está corriendo, sino que vuela. Tiene alas en el lomo. Son negras, como las alas de un cuervo. Es hermoso.
-ESPERANZA-
Hay monstruos tras la doncella. Ellos corren rápido. Se acercan cada vez más. Se siente su hedor en el aire.
-MALDAD-
El Caballo esta en los cielos. Busca algo en el suelo. Algo blanco o no, tal vez algo sucio, manchado. Algo dañado y que esta huyendo. Huyendo de la maldad.
-Vigila-
La doncella cae en un hoyo profundo. Su vestido blanco se embarra de tierra húmeda  Hay fango en el fondo. Grita, pide ayuda. Nadie responde. En la tierra se sienten el vibrar de las pisadas de los monstruos. Son pesadas y rápidas. Están muy cerca. Se pueden oír sus gritos guturales.
-Derrota-
En el cielo se puede ver una mancha negra. Brilla con la luz de un sol de ocaso. Con el crepúsculo violeta detrás. Sus alas rompen las capas de aire y dejan escapar un estruendo fuerte y enérgico  La mancha cae en picada sobre un claro en mitad de un bosque casi muerto. Un bosque que se pinta de un naranja triste y gris. Los monstruos se detienen. Algunos gritan palabras desconocidas. Otros huyen. Solo algunos se quedan a enfrenar al Pegaso.
-VICTORIA-
La doncella deja salir un brillo de alivio a en mirada. Su mirada demuestra esperanza. Paz. Pero se esfuma tan rápido como llegó. Una mano grande y tosca la sumerge en el fango y casi la ahoga. Luego la saca y la sacude como a una muñeca. Grita, pero su grito es ahogado por las voces de aquellas cosas. Ya no tiene fuerza para luchar. La sangre corre por su rostro, por sus pies. Por todo su cuerpo. Esta perdida. Empieza a ver todo un poco mas obscuro y el mundo desaparece frente a sus ojos. Ya no esta más aquí.
-Perdida-
El Pegaso negro relincha en los aire, patea al caer sobre los arbole y sus alas rompen las ramas secas de estos. Una luz azul escapa de sus alas. Un resplandor zafiro ilumina todo y los monstruos caen rendidos.
-Luz-
La obscuridad desaparece. Hay una batalla en el claro. Un ser deforme ataca con un mazo. Otro asesta golpes con una espada torcida. Uno más salta sobre el Pegaso, pero no logra atraparlo. El Pegaso agita sus alas, el viento debajo de ellas es fuerte y pesado. Derriba a varios monstruos. Algunos vuelan lejos, otros se golpean en los árboles secos. Algunos árboles se rompen con las ráfagas de aire. Hay una mancha blanquecina que se aleja en la espalda de un ser deforme. El Pegaso vuela de nuevo. Va tras esa cosa y tras lo que lleva en la espalda.
-RESCATE-
La doncella despierta. Se da cuenta de que algo la sostiene con fuerza. Trata de zafares de ea cosa. La Cosa la golpea. Lastima su cuerpo y ella grita de dolor. Siente calor en la cabeza y el el hombro. La sangre parece un río escarlata que atraviesa su vestido manchado, como una daga sobre su piel. De repente, siente un tirón fuerte y la gravedad la hace caer, no a ella, ella no cae, cae la Cosa y con ella, la doncella también se precipita en el suelo rocoso y enlodado.
-Calor-
El Pegaso se precipita sobre el monstruo. Este chilla cuando siente las patas fuertes y firmes del Pegaso sobre su cuerpo. Se escuchan huesos romperse bajo la piel negra del engendro y una llanto gutural y horrible sale de lo que parece ser una boca, aunque tiene mas forma de pico de gallo. La doncella rueda varios metros lejos. Se ve herida. Hay mucha sangre en su vestido y el velo que cubría su rostro eta rasgado y muestra lo que hay debajo: luz apagandose.
-Obscuridad-
El Pegaso tomó a la doncella. La colocó cobre su lomo y voló. La luna había salido ya y estaba casi sonriente. Era Luna Nueva.

-Brisa galáctica-

Pasaron seis lunas y muchos soles ante de que la doncella se recuperara. Su luz fue regresando poco a poco y su velo se volvió a coser. Estaba lista para ser entregada. Tras varios ciclos de haber sido raptada por las fuerzas de la obscuridad. Ahora, brillaba con un tenue halo que la hacia ver radiante. Estaba completa. Lista para ocupar su lugar.

El Pegaso la invitó a subirse a su lomo. Luego, corrió a la orilla de una playa, de noche, y voló hacia el cielo estrellado. Ambos disfrutaron del momento. Ella soñaba con formar parte del cielo, de reclamar su lugar en las estrella. Él era su guardian, su amigo y sentía felicidad en su alma, por que su doncella, su estrella por fin brillaría en el cielo, como estaba destinado a suceder.

-Luz Blanca, Plumas Negras-

La doncella se despidió de su guardián  el Caballo, el Pegaso, el de Plumas Negras. Con un beso en su frente y una caricia en su mejilla. Luego, ella saltó hacia el cielo. Su vestido blanco se fue volviendo polvo y su cuerpo comenzó a desintegrarse. Solo una chispa de luz volaba ahora y llegó hasta la cúpula obscura que vigila la tierra todas las noches y en ella se estrelló y se impregnó.

-Brilla, dama blanca-

Ahora, todas las tardes, la estrella aparece en el firmamento, antes que las demás y todas las mañanas, ella se ve de último, para poder ver y conversar un poco más con su amigo caballo. Aunque en realidad, él la cuida desde los cielos, pues sin que la doncella lo sepa, su amigo se convirtió en constelación y la protege desde el universo, de todo mal que la pueda lastimar.

-Estrellas, Constelaciones y Amistad Espacial-

☆-♘

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